Con hambre[Priv.Eve]

Enbizaka...sentía algo de nostalgia el caminar por estas calles, me traía algunos recuerdos de la última vez que viajé con mi madre como comerciante, recuerdo que corría por estas calles y me ocultaba mientras ella me miraba con dulzura y reía con mis ocurrencias, aquellos momentos que solo son un recuerdo. <<Esos momentos no volverán ya, Cathelyn...>> me repetí en mi cabeza y seguí mi camino.

Recientemente había sido llamada por DGO para cumplir con una pequeña investigación, no era algo realmente "emocionante", simplemente tenía que reunir información de algunas familias cercanas a la ciudad y ya había terminado, no me tomó más que poco más de medio día por lo que me quedé vagando por la ciudad en busca de algo de comer, seguramente encontraría algo de fruta en los mercados, naturalmente. Moría de hambre. Caminaba a paso tranquilo, encapuchada y la gente me miraba extraño y algunos otros con cierto miedo, seguramente ya habían oído algo de mi pero ya a estas alturas, eso dejaba de doler tanto, ya era costumbre.

5 manzanas por favor... -dije con una sonrisa, mi fruta preferida sin duda. Pagué por ellas y me retiré de ese puesto, comencé a comer con cierta felicidad y con mirada al cielo, una mala decisión a decir verdad puesto que por distraerme en ello no me di cuenta de una persona más que se encontraba comprando y choqué con ella. Las manzanas cayeron y antes de agacharme a recogerlas miré a esa persona e hice una pequeña reverencia en señal de disculpa- perdona, ¿te he hecho daño? -dije a esa persona y enseguida volví mi vista al suelo para tomar entre mis manos de nuevo las manzanas que habían caído.

Cada domingo había mercado, cada domingo me encaminaba para comprar fruta, verdura u otros alimentos que podría ingerir durante la semana. Mucha gente del mercado me conocían, por lo general los vendedores, pero no muchos eran simpáticos conmigo pues debido a mi habilidad innata de meterme en problemas y meter a los demás en problemas, me había tropezado más de una vez y había echado a perder algún que otro estand donde los vendedores ponían sus alimentos.
Había un señor que aún no conocía mis trastadas así que al primero al que acudía era a él. Vendía frutas y alguna que otra verdura y como que aquello era lo que normalmente compraba, no tenía que pasearme por otros vendedores a comprar más cosas. Esperaba no fastidiar jamás a ese buen señor que me trataba bien.
Cuando me compré todo lo que necesitaba, pagué y me encaminé felizmente por haber comprado todo lo que necesitaba y no haber tropezado con nada ni destrozado nada. Era un gran logro para mi. Caminaba felizmente mientras algunos vendedores me observaban con una mirada de poco fiar, no querían que viniera a pedir algún alimento y tampoco lo iba a hacer, no quería molestarles.
De pronto me choqué con algo. Me asusté sobremanera porque lo primero que pensé era que me había chocado con algún estand de algún vendedor, lo que significaba que me metería en problemas de nuevo, pero al darme cuenta que me había chocado con una persona, y a juzgar por la voz una chica, entendí que mi situación no estaba mejor.
De pronto, la joven con la que choqué me pidió perdón y me cuestionó si me había hecho daño (cambia destacar que por suerte no habíamos caído) y la miré extrañada, ¿por qué se disculpaba si la culpa era mía? Me di cuenta también que mi fruta no había caído, de milagro, pero la de la contraria sí. Al ver que la joven estaba recogiendo los frutos de mi error, opté por ayudarla.

-La culpa fue mia – Le dije con una sonrisa – Lo lamento, no era mi intención. Estaba tan contenta de haber comprado mi fruta que no miraba por donde iba.

Al agacharme no me fije que eso significaba que toda la fruta que llevaba encima se cayera al suelo... observé como todo rodaba por el suelo percatandome de mi corta inteligencia. Ahora a parte de ayudar a la joven debería de recoger mis cosas... en menudo problema me había metido.

-Lo lamento – Le dije – Ahora la ayudo.

Empecé a recoger las manzanas que se le habían caido. Decidí que mis cosas podrían esperar. Tampoco creía que me robarían algo, es simple fruta, nada especial. Es más, si querían coger algo es que realmente lo necesitaban y harían un buen provecho de ese alimento, quizás mejor que el que podría drle yo.

-Tenga – Dije con una sonrisa entregandole las manzanas que había recogido – Creo que con estas ya son todas.

Y pensar que tenía hambre...

Mi descuido me había costado la mitad que me quedaba de la manzana que iba comiendo pero más importante que eso es que había chocado a alguien, esa persona pareció extrañarse ante mi disculpa y después se culpó a si misma con una sonrisa en el rostro por lo que no pude evitar voltear a verla ahora con algo de sorpresa, a todo esto, me limité a sonreirle y negarle con la cabeza, realmente la que no iba viendo era yo.

No te preocupes, no tienes porque disculparte -tomé una de las manzanas entre mis manos- iba distraída cuando choqué contigo, tranquila... -observé como a la chica se le habían caído las cosas que ella traía, todo por querer ayudarme. Repito, no es necesario que te disculpes -la miré y le sonreír algo apenada.

Pude notar que la chica dio prioridad a las manzanas que se me habían caído, algo que me pareció muy amable de su parte y yo no podía más que corresponderle con el mismo gesto.

Gracias -dije cuando me entregó las manzanas.

Como pude guardé las manzanas lo más rápido que pude en los bolsillos de la túnica para así ayudarla con lo que a ella le había caído; ella se comportó amablemente conmigo a pesar de que fui yo quien causó esto, así que lo menos que podía hacer era corresponderle el gesto con la misma ayuda. Apoyé una rodilla al suelo y recogí lo que estaba cercano a mi. Me tuve que quitar la capucha para poder ver que habían rodado otros tantos tras de mi, me levanté por ellos tranquilamente.

Tome estos últimos que alcancé a ver y noté como la gente se había quedado viendo tan curiosa escena, traté de no prestarle importancia a esas personas, algunas se reían de la situación, naturalmente, y otras miraban con cierto recelo, algo normal sino fuera porque no todas esas miradas iban sobre mi persona sino que algunas sobre ella, como si temieran que se lanzara a sus puestos a tirar algo, la sola idea me hizo reír un poco.

Aquí tienes, es lo que estaba de este lado -la miré y le sonreí. Le extendí un poco mis brazos donde tenía algo de lo que había recogido, esperando a que ella las tomara, no se los di todo de a montón para que no fueran a caersele de nuevo, además, no llevaba prisa alguna por lo que no me importaba esperar. Esta persona se veía como una persona muy agradable.

Al parecer la joven era diferente de todos los demás... Normalmente cuando me chocaba con los transeuntes y les derivaba las cosas, estos me miraban mal y cuando les pedía perdón con una sonrisa para otorgarles una compensación momentanea, estos me regañaban diciendome que era una descarada y una maleducada. No me gustaba que me dijeran maleducada... podría decirme lo que quisieran, pero no maleducada, pues eso influenciaba a mi padre y mi padre fue uno de los buenos, no me gustaba que le atribuyesen cosas que realmente no tenía... pobre papá, ¿como estaría ahora?
Al escuchar mis disculpas, la joven negó con la cabeza sorprendida afirmando que no debía disculparme por nada pues iba distraída y se había chocado conmigo. Hasta cuando intenté ayudarla a recoger sus manzanas esta me volvió a repetir que no debía por que disculparme. Sin embargo, no me detuve, quizás solo intentaba ser simpática conmigo para no hacer más el rídiculo de lo que ya había hecho.
Sin embargo, cuando le entregué las manzanas y esta me lo agradeció con una sonrisa, no pude evitar mover la cabeza hacia un lado mientras la miraba curiosa. ¿Por qué me trataba tan bien? Es más, ¿por qué cuando había recuperado sus manzanas se había dispuesto a ayudarme a recoger mis mercancias? Moví las manos en señal de negación.

-No se moleste se lo ruego – Le dije – Muchas cosas se han caido y se tendrá que pasar un buen rato recogiendolo. Dejemelo todo a mi. Así está bien...

Pensé que a parte de ayudarme y gastar su tiempo, se podría ensuciar la túnica que llevaba. El suelo del mercado no solía estar muy limpio, por lo que inevitablemente tendría que recurrir a un lavado de ropa cuando la joven volviera a casa, todo por mi culpa.
La joven hizo caso omiso de mis palabras y hasta se bajó la capucha para que esta no le molestara... ¡¡Que cabellera mas hermosa tenía!! Era rosada, ¡¡toda ella!! Era preciosa... Es más, no solo la cabellera, la joven en si era preciosa. Antes no pude ver sus rasgos en totalidad pues llevaba la capucha y la sombra tapaba gran parte de su bella fisionomía, pero ahora podía afirmar que la joven era tan bella como una diosa...
Me di cuenta que las personas se paraban casi a vernos. Era muy vergonzoso, más para la joven pues era culpa mía que nos mirasen tan descaradamente. La joven me entregó lo que había recogido a su alrededor con una sonrisa. Recogí lo que me tendía anondada. No sé muy bien como había sujetado firmemente lo que me daba. Seguramente no quería volver a avergonzar a la joven.

-Ha sido muy amable conmigo – Dije aún sorprendida – Seguramente ya lo sabe, pero es muy bella. Sus cabellos y cara son muy bellos.

Me di cuenta que me estaba casi declarando a una desconocida y los colores subieron a mis mejillas, ¿qué estaba diciendo? ¡¡La gente de ciudad no eran igual que las de provincia, Eve!! ¡¡Comportate!! Aún la joven malpensaría de mi y creería que me estaba declarando realmente a ella.

-No me malinterprete... - Dije con una sonrisa vergonzosa – No es lo que piensa... solamente quería decir que es muy bonita... solo eso...

Cada cosa que decía más empeoraba mi situación... Era un desastre de nivel internacional... deberían encerrarme en una jaula para no complicar más las cosas de lo que ya eran.

A pesar de que la chica intentó detenerme cuando ofrecí mi ayuda, no hice mucho caso a ello, es decir, ella se dispuso a ayudarme y terminó con sus mercancías sobre el suelo así que lo menos que podía hacer por ella era retribuirle su generosidad con un acto igual. No es que quisiera ignorarla cuando me pidió que no me molestara, pero sinceramente no iba a detenerme.

Cuando finalmente ella tuvo sus cosas en manos estiré un poco los brazos, luego de esto ella me dijo que había sido amable y aparte dijo que mis rasgos le habían parecido bellos, ante eso solo la observé y sonreí. A penas iba a contestar algo cuando noté que se sonrojó, a decir verdad era una escena algo tierna; luego ella siguió justificándose por el temor a que yo malinterpretara las cosas. No pude evitar reír un poco.

Tranquila, no te malinterpretaré -le sonreí para afirmar mi comentario anterior. Me di cuenta que la gente nos miraba algo extrañada, aunque no era para menos, seguro se les hacía un tanto extraña tan cómica situación. ¿Quieres caminar? -dije de forma repentina, tal vez le sonaría más que extraño a la chica pero quería quitarle algunas de las miradas que se habían depositado sobre ella.

Mientras esperaba su respuesta, metí mis manos a los bolsillos para así sacar una manzana y comenzar a comerla, después de todo, aún tenía hambre y no quería que por ello en algún momento mi estómago fuera a hacer un ruido que me delatara. La gente comenzaba a dispersarse un poco, aunque aún así todavía quedaban algunas miradas sobre nosotras, unas sobre ella y otras sobre mi, comenzaban a volverse un poco fastidiosas.

Con respecto a mis comentarios la joven me confesó que no me iba a malinterpetar, que comprendía que era un simple comentario sin ánimos de ofender o de doble sentido o de insinuación. Me sorprendí tanto por las palabras de la joven que mi corazón se sobrecogió. La observé curiosa, más ella no dijo nada más.
Pensé que quizás estaba siendo demasiado descarada observandola sin más y decidí que era hora de dejar por fin a la curiosa joven en paz, más seguía existiendo la probabilidad de que simplemente intentaba ser educada conmigo y ya está.
Justo cuando iba a marcharme y despedirme de la joven a la par que agradecerle el hecho de haberme recogido todos los alimentos que se me habían caído, la joven me propuso caminar. Estaba patidifusa, ¿por qué me invitaba a caminar sin una razón aparente? Quizás quería apartarme de la multitud para pedirme que le pague una compensación por lo que le había hecho, debía aceptar.

-Claro – Le dije con una sonrisa para ablandar el tema – Podemos ir por allí, hay un sitio más tranquilo, allí podríamos hablar.

Le indiqué insinuando que podríamos no hacer público el hecho de que le entregué el dinero, quizás las personas pensarían que le estaba ofreciendo el dinero para que me tratara bien o para que los demás me vieran mejor persona... no quería meterla en problemas.

-No es muy lejos – Le dije con una sonrisa – Se lo prometo.

Las dos nos encaminamos. Yo caminaba sin borrar sonrisa de mis labios. Muchos dependientes me miraban con miradas hostiles como diciendome que no me acercara a sus tiendas y rogaban a Dios que me marchara de una vez del mercado para no crear más problemas.
Afortunadamente para ellos eso hice. Sabía que al cruzar una calle contigua al mercado podría llegar a una espécie de plaza que estaba vacía a esas horas debido a que todos asistían al mercado para comprar sus bienes o para simplemente paser.

-¿Le patrece bien este lugar? - Le pregunté con una sonrisa - ¿Cuanto quiere que le pague?

La chica me miraba con cierta curiosidad lo que de alguna forma me llamaba la atención, esta chica parecía alguien interesante. Seguí comiendo. Esperé por un momento su respuesta y efectivamente, ella pareció un poco confundida/sorprendida por mi repentina petición, pero ante esto ella aceptó y me mostró una sonrisa lo que me hizo sentir que entonces no debió tomárselo a mal. Dirigí mi mirada hacia donde me indicó.

Parece un buen sitió -contesté sin más y terminé mi manzana. Tal vez la chica había captado mi idea de apartarse de las miradas acosadoras de la gente. Entonces, la seguí.

A pesar de que la chica iba con una sonrisa, había una especie de silencio incómodo. Me intrigaba un poco que eligiera un sitio solitario, ¿se habría dado cuenta quien soy? ¿ella también me temería? No lo sabía a decir verdad. Asentí cuando me dijo que el lugar no era muy lejos. Seguí caminando y voltee a los lados y vi las miradas de los comerciantes se ponían sobre la chica, la miraban con hostilidad o desprecio ¿acaso sólo por el incidente de hace unos momentos? qué exagerados, sin embargo, yo me limité a solo verlos con seriedad.

Si, se ve bastante tranquilo -efectivamente, el sitio estaba prácticamente vacío y en silencio sino fuera por las aves que pasaban volando por el lugar y dejaban oír su canto. La chica dijo que me pagaría.

¿Pa...garme? -la miré con sorpresa y ladeando un poco la cabeza. Me quedé unos minutos mirándola y sin decir una palabra.

¿Pagar?¿Dé qué me estaba hablando? Luego de pensarlo bien, tal vez se refería al incidente de hace unos momentos, a lo que se me había caído cuando choque con eso. ¿Aún se sentía culpable? Me llevé una mano a la barbilla pensando en esto: definitivamente, debió entender que yo quería un pago. No pude contener la risa.

Per...perdona... -dije aún entre risas- no quiero que pienses que me burlo de ti pero es solo que -me cubrí la boca con la mano unos minutos para así calmarme, respiré hondo y dirigí mi mirada a ella ya con la risa controlada- perdona que haya reído pero tu pregunta ha sido tan inocente -suspiré y metí mis manos a los bolsillos de la túnica- no tienes que pagarme nada, yo no te pedí que camináramos para cobrarte algo, en serio. No me debes nada. -le sonreí.

Cuando ofrecí una paga para compensar los desgravios que le había hecho pasar en el mercado, esta pareció descolocarse definitivamente. La miré dudosa, ¿no quería que la pagara? ¿por qué? ¿qué quería entonces? No tenía más nada que ofrecerle solo monedas... no tenía oro ni joyas... ¿qué iba a pasarme ahora?
Un silencio incómodo se posó encima nuestro. Yo no sabía que decir, ella al parecer tampoco... De pronto, la joven estayó entre risas y me pidió perdón, ¿por qué se disculpaba? La joven, sin parar de reirse, me comentó que no se reía para burlarse de mi, sino porque mi pregunta le pareció demasiado inocente... ¿demasiado inocente? ¿Significaba aquello que debía pagarle con algo realmente serio? ¿de donde sacaría tanto dinero?... Lo cierto es que ahora que estaba en aquel extraño proyecto llamado MA quizás me pagarían más... podría comentarselo a la joven y llegar a un acuerdo de que le iría pagando siempre que recibía la paga.
La joven, de pronto, me comentó que no debía pagarle nada pues me pidió caminar no para cobrarme nada por los agravios que le había formulado. La miré sorprendida, ¿entonces, por qué me lo había pedido? ¿sería acorde preguntarselo? No era una chica de muchas luces, a veces no entendía las indirectas y ahora estaba dudando de si esta era una de estas indirectas.
Quizás la joven lo que quería decirme con aquello era que esperaba que le pagara, pero que intentaba disimular para que nadie supiera que habia aceptado dinero de mi... no porque fuera mala persona, si no porque poca gente me tenía cierta estíma en esta ciudad debido a lo patosa que era y a las dificultades que otorgaba a la mayoría de los ciudadanos y por eso quizás pensaba que recibir dinero de mi de forma directa sería como aceptar parte de una "renegada" de la ciudad... Bueno... no lo sabía bien quizás estaba exagerando simplemente y lo que debía hacer era preguntar a la joven para qué me había invitado a pasear entonces. Si sus palabras fuesen indirectas entonces me lo daría a entender, si no, simplemente me explicaría sus razones... ¡¡que fácil solución había encontrado a mis problemas!!

-Si no quiere el dinero... - Dije curiosa – Entonces, ¿por qué me había invitado a pasear?

 Off: No he vuelto aún de vacaciones u3u pero tenía ganas de contestar; ya un par de semanas más y regreso ;u;

Aún mantenía la sonrisa por la situación que se presentaba ante mis ojos pero, al ver las expresiones de la chica me di cuenta que debía de controlarme ya que a ella no parecía hacerle mucha gracia, al contrario, se mostraba confundida ante el hecho. Finalmente, ella habló y preguntó sobre mis motivos para caminar.

En realidad...-suspiré- es porque no soportaba esas miradas, eran incómodas -cerré los ojos y me quedé pensando bien lo que acababa de decir y entonces agregué- no me gustaba la forma en que esa gente dirigía las miradas hacia ti, era como si te juzgaran o te tuvieran cierto recelo, no me agrada ese tipo de miradas, por eso te pedí que camináramos, para sacarte de ahí...

Busqué entre mis bolsillos otra manzana para así darle un mordisco, esperaba que mi respuesta convenciera a la chica y no la confundiera más y por supuesto, esperaba que no me mal entendiera. De nuevo ya no sabía bien que decir, tenía curiosidad sobre esta chica, era inocente como una niña y eso me era curioso, después de todo, en el ámbito en el que me muevo, la inocencia es lo que poco se puede ver.

Perdona por el alboroto causado, debí de ser más cuidadosa pero ya te imaginarás, cuando se tiene hambre la torpeza sale a flote -intente bromear para suavizar un poco la situación- espero no haberte causado mayor problema -le sonreí.

Me quedé observándola un momento, de alguna forma me hacía sentir una curiosa sensación, tal vez debía ser eso de que tan tierna se veía o ¿algo más? no lo creo; entonces tomé caí en cuenta que solo la retenía.

Lo siento, espero no estar quitándote tú tiempo, no quiero causarte más molestias -dije al tiempo que terminaba de comer mi segunda manzana. 

Cuando la chica me confesó que en realidad pretendía alejarse de las persistentes miradas de nuestro alrededor, me di cuenta que compartíamos algo en común... aunque yo debería de estar más que acostumbrada, pero no lograba hacerlo... Sin embargo me sorprendió más que la chica me confesara que no le gustaba como la gente me miraba precisamente a mi puesto que parecía como si me juzgaran por algo. Me limité a dedicarle una sonrisa a la joven para agradecerle su preocupación, pero comentarle que era mi pan de cada día debería de ser demasiado tonto por mi parte.

-Es nueva aquí, ¿cierto? - Le pregunté a pesar de que sabía la respuesta - En realidad las personas que aquí habitan son muy buenas. De verdad - Le dije con una sonrisa - Solo que yo no les caigo muy bien y por eso me tratan un poco diferente que a los demás - Reí para aminorar la tensión de la conversación.

La chica me volvió a pedir perdón por el alboroto, pero había podido comprobar que era muy testaruda, por lo que llevarle la contraria de nuevo sería inoportuno y discutir por algo así me convertería en una persona más odiosa de lo que era... no quería dar una mala impresión a todos los habitantes de esta ciudad... y menos a los nuevos... seguro que si se piensan que todos los habitantes eran como yo o trataban a todos mal como a mi la gente no visitaría este lugar y sería culpa mía. Me limité a responderle con una ligera risa por su comentario del hambre.

-Espero que le gusten las manzanas - Le dije con una sonrisa - A juzgar por el intenso color que poseen son de un comerciante que habita en una casa que está rodeada de varias hectáreas donde tiene plantados varios manzanos. Sus manzanas son consideradas las mejores de aquí.

Escuché como la chica se volvía a disculpar porque no quería causarme más problemas a lo que le respondí con una sonrisa. No me gustaba quejarme de mis asuntos y aún menos hacer que los demás estén involucrados en ellos, eso era lo peor para mí, por lo que hablar de ese tema solo haría que acabara hablando de ello.
De pronto, la chica me pidió disculpas de nuevo puesto que pensaba que tenía algo que hacer y que me estaba reteniendo.

-No me retiene para nada - Le dije con una sonrisa - Había decidido acudir al mercado para comprar algunas cosas y pasar el rato - Le confesé - Y... por favor, no se disculpe tanto conmigo.


OFF: Take it easyyyyyy. Lo importante es que vayas respondiendo y que te lo pases a lo grande y genial en tus vacas ou yeah.