Estorbando como de costumbre [Priv. Alice]

¡¡Que buen día hacia hoy!! Tan bueno, que había decidido salir a dar un paseo por la ciudad de Levianta. Paseé por toda la ciudad casi, primero pase por los prados, luego cuando me revolqué lo suficiente en la hierva de los prados y jugué con las mariposas a la par que recogí alguna que otra flor, decidí adentrarme en las calles de la ciudad.
Era común encontrarme paseando por aquí y por allá. Como que vivía sola, me sentía sola y para evitar ese sentimiento, intentaba salir a la calle siempre que podía, saludaba a los vecinos, a los conocidos, a los desconocidos. Algunos mostraban cierto desconcierto, y con razón, pero esa era una vía de escape a la par que una buena manera de hacer amigos, aunque no tenía ninguno debido a mi extraño comportamiento.
El olor a café llamó mi atención. ¡¡Una cafetería!! Hacia tanto tiempo que vi este local, pero jamás me había dignado a entrar en él. Cuando vivía en mi ciudad natal, vivía en la zona rural por lo cual no había visto locales como cafeterías. Era lógico que había visto las típicas tiendas como fruterías, pescaderías y hasta floristerías, pero nunca una cafetería.
Me adentré alegremente en dicho local y me percaté de que la cola de la cafetería era considerable. Me desilusioné un poco, pero no dejé de sonreír, ¡¡me esperaría lo que haga falta para coger alguna bebida!! ¡¡un café!!
Después de estar unos quince minutos en la cola y hacer mi pedido, me alegré tan sobremanera que al coger la taza con mi café me giré tan euforica y llena de alegría que no me di cuenta que tenía detrás a una joven que esperaba hacer su pedido.
Sin siquiera quererlo vertí casi todo el contenido de mi bebida encima de la joven. Gritamos ambas por la sorpresa, no sabía si era muy caliente como para hacerle quemaduras, pero creía que era suficientemente caliente como para asustar, manchar y herir ligeramente a la pobre.

-¡¡Lo lamento!! - No dije solo a la joven sino a todos del local en si, pues había empapado el suelo de la cola y un poco el aparador donde estaba la caja – No era mi intención... - Dije con una sonrisa para intentar reconfortar a los que estaban presentes. Sin embargo, no recibí el efecto que deseaba pues las personas empezaron a refufuñar que era una maleducada y que lo había hecho apuesta pues si no hubiese sido así, no estaría sonriendo.

Mientras los murmullos de las personas estantes en la cola no cesaban, la joven a la que manché con mi ruin café no dijo nada respecto a mis disculpas. Lo más seguro, es que estaba enfadad y prefería no decir nada en vez de gritarme insultos en la cara. No todos eran agresivos, pero de seguro que cuando pasaba algo así era muy difícil aguantarse las ganas de decir todo lo que uno siente en ese momento. La chica debía de tener una gran fuerza de voluntad.
Miré a la cajera que estaba tras la caja para comprender que debía hacer ahora, ¿debía recoger los trozos de la taza y barrer el suelo? ¿irme porque había creado esta situación tan indeseable para el local pues había parado la productividd del mismo? Esperaba que alguien dijera nada, no sabía realmente qué hacer.
De pronto, sin esperarmelo siquiera la joven cogió una taza que había en el mostrador y pensando que me lo iba a tirar encima para quedar en paces, me tapé la cara para que al menos las gotas no me quemasen la cara. Sin embargo, mis temores fueron vanos pues la joven había tirado la taza al suelo.
Observé los restos de la taza que la joven había propinado al suelo, luego observé a la chica extrañada. Seguidamente, habló alegando que la taza se le había resbalado de las manos cuando habíamos visto todos que la había tirado bastante bruscamente al suelo. Torcí la cabeza hacia un lado como intentando comprender que estaba pasando...
Me fije que la joven sonreía con una sonrisa incluso más amplia que la mía es que... ¿la joven intentaba ayudarme? ¿a mi? La miré más que sorprendida, ¿por qué intentaba ayudarme si era una completa desconocida? Pensaba que estaba enfadada, pero... ¡¡Me estaba ayudando!! ¿qué debía hacer? ¿ayudarla? ¿pedirle que no hiciera eso?
Las personas de la cola empezarón a farfullar que la joventud de hoy en día iba cada vez de mal en peor y que esta sociedad no tenía futuro con esta juventud tan descarada, tan jovenes y tan maleducadas.
Una personas se nos acercó a la joven y a mi con la fisionomía claramente deformada por la rabia. Probablemente iba a darnos un sermón, y básicamente es lo que hizo solo que de una forma bastante brusca. Nos mandó recoger los trozos rotos de la taza mientras le mandaba a la cajera abrir otra caja para que la cola no creciera más.

-No... - Dije tímidamente, pero con una sonrisa – Ella no tiene la culpa... - Empecé – Yo le vertí el café a la par que se me caía la taza... - Expliqué – Lo único que hizo la joven es, debido al enfado y para no insultarme, romper esa taza. Es muy efectivo para descargar tensiones, se lo digo como doctora.

Esperé que el encargado del local comprendiera aquello y que no hiciera que la pobre joven, de la cual desconocía por cierto el nombre, cargara con las consecuencias de mis problemas. No me gustaba aquello, ella no tenía la culpa... solo quería ayudarme o... o descaragr tensiones.
El encargado me miró malhumorado y me dijo que hiciera lo que quisiera, pero que quería el suelo tan límpio como si fuera nuevo si no quería pagar una multa por bandalismo público. Le afirmé con una sonrisa que haría todo lo que me pediría y que el suelo acabaría impecable, como nuevo.
Cuando la cajera me entregó una escoba y un mocho para poder recoger aquello. Cuando todos se hubieron alejado y las únicas que estabamos allí eran la chica, el ruido de la multitud y yo, opté por dirigirme a ella.

-No lo vuelvas a hacer – Le dije con una sonrisa – Te podrías haber metido en grandes problemas.